
Nunca habrá vacío.
Nunca habrá cansancio.
Siempre una nueva ansiedad de mariposa,
Siempre un nuevo remolino de carne y sangre,
Siempre otro pecado.
Me prometí a mi mismo,
desde hace varios años,
que nunca habría vacío,
que nunca volvería amor, ni dolor, ni llanto,
a llenar mi mente o mis labios. Nunca.
...y me engañé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario